Erszébet Báthory: Condesa Sangrienta, la mayor asesina de la historia

domingo, 24 de febrero de 2008

Pues tras el abrumador éxito que tuvo la entrada dedicada a Tesla, seguimos con la sección “Chorradas históricas para quedar bien en las sobremesas” con otra nueva entrada, dedicada a la famosa Condesa de Báthory. Esta me ha quedado un poco más larga que la anterior, espero que no se haga pesada:

Vampiros. Criaturas de la noche que precisan beber la sangre de sus víctimas para sobrevivir. Hermosos, altivos, crueles, de noble cuna y dotados de un encanto sobrenatural. Es posiblemente a la leyenda que rodea a Erszébet Báthory, más conocida como la “Condesa Sangrienta”, a lo que debemos la imagen del vampiro tal y como lo concebimos hoy en día.

Nació en Agosto de 1560, fruto de la unión de dos ramas de una misma familia: Los Báthory. Eran nobles húngaros, protectores de la cristiandad y azote de los otomanos. Sus raíces se hundían profundamente en la nobleza de la zona y ocupaban frecuentemente puestos de poder: Uno de sus tíos, Andrew, era el voivoda de Transilvania, y otro, Stefan, el rey de Polonia.

Erszébeth Báthory.


Su infancia discurrió con normalidad hasta que un día, en el que ella tenía entre 6 y 9 años, un grupo de gitanos se desplazó al castillo de Ecsed, su hogar entonces, para entretener a la corte. Sin embargo, uno de los gitanos fue encontrado culpable de vender a sus hijos a los turcos, hecho por el que aquella misma noche fue ejecutado. El castigo consistía en abrir en canal a un caballo por el estómago e introducir al reo en el interior para, posteriormente, coserle al animal muerto con una enorme aguja y una cuerda. No era un espectáculo especialmente apto para menores, pero la pequeña Erszébet había conseguido escaparse de sus niñeras, y contempló todo el proceso.

Aquello le marcaría profundamente. Pero su vida había de seguir su curso, así que a los 11 años sería prometida a Ferenc Nádasdy, un poderoso y cruel señor de la guerra húngaro, conocido (y temido) entre los turcos como el “Caballero Negro”. Se dice que este despiadado guerrero fue el que inició a la joven condesa, que contaba 15 años cuando finalmente se casó con él, en el arte de la tortura.

El escudo de armas de los Báthory.

Pero no era ésa la única disciplina que Erszébet llegó a dominar. A diferencia de la mayoría de las mujeres de la época, poseía una vasta cultura, y sabía leer y escribir en 4 idiomas cuando por aquel entonces algunos reyes nunca habían sostenido una pluma.

Así transcurrieron sus días hasta el año 1604, en el que su marido moriría por causa de una herida recibida en el campo de batalla. Fue entonces cuando se desató la locura.

Cuenta la leyenda que mientras una de sus sirvientas le peinaba, ésta le dio un tirón, y Erszébet, muy enfadada, le propinó un fuerte golpe, tanto que se llenó la mano con la que la golpeó de sangre. Sin embargo, lo que llamó la atención de la condesa fue el hecho de que, tras limpiarse, notó que aquellas zonas de su piel en las que había caído sangre de la doncella estaban más jóvenes, más blancas. Erszébet, que tenía por aquel entonces 44 años, pensó que había encontrado la forma de rejuvenecer, quizá eternamente: Bañarse en la sangre de doncellas.

El castillo de Csejthe.

Sea cierta esta anécdota o no, fuera por vanidad o por simple sadismo, lo cierto es que en aquel momento empezó una orgía de sangre que no acabaría hasta 6 años después. Durante esos 6 años Erszébet, que empezó a ser conocida como la “Condesa Sangrienta”, llevó a su castillo a un total de 612 jóvenes, mediante engaños (las ofrecía ser sus sirvientas) o simple secuestro, a su castillo, en el que las torturaba lentamente hasta matarlas. Ningún acto de depravación se le resistía. Según los testigos:

…Introdujo a la joven que había escapado en una caja metálica con forma de esfera, demasiado estrecha para sentarse y demasiado baja para mantenerse de pie en su interior. En cuanto la muchacha, de 12 años de edad, estuvo en el interior, se levantó la caja del suelo con una polea y docenas de púas penetraron en ella. Manejó las poleas para mover la caja de un lado para otro, desgarrando la piel de la joven…
...Estaba tan cubierta de sangre que tuvo que cambiarse de ropa…


Su macabra corte.

Los campesinos y el párroco de la zona la temían, y denunciaron las desapariciones. Pero eran ignorados. Sin embargo, no podía escapar eternamente a su destino. En la noche del 30 de Diciembre del año 1610, György Thurzó, Paladín de Hungría, junto con un destacamento de soldados, forzó la entrada a su castillo de Csejthe.

Lo que allí encontraron les dejó helados. Mujeres muertas y agonizantes, rituales satánicos y una cámara de torturas de una variedad y dimensiones espeluznantes. Inmediatamente prendieron a la condesa y a su corte de brujos y alquimistas y la llevaron ante el rey. Allí fueron juzgados.

Su corte fue condenada a muerte, pero a ella, siendo como era de sangre real, le esperaba otro destino. Así se lo comunicó Thurzó:

Erszébet, sois como un animal salvaje. Éstos serán los últimos meses de vuestra vida. No merecéis respirar el aire de esta tierra, ni contemplar la luz del Señor. Desapareceréis de este mundo y nunca más volveréis a él. Las sombras os envolverán y encontraréis tiempo para arrepentiros de vuestra bestial vida. Os condeno, Señora de Csejthe, a un confinamiento de por vida en vuestro castillo.

Fue encerrada en una habitación de su castillo, y la puerta que daba a ella fue tapiada, dejando sólo una rendija por la que podían darle comida y agua y por la que entraba un débil rayo de luz. Permaneció encerrada hasta 31 de Julio de 1614.

El único acceso al exterior de su prisión.

Aquel día, a los 54 años murió Erszébet, la mayor asesina de la historia, tras haber torturado y asesinado a sangre fría a más de 600 mujeres. Los documentos concernientes a su historia (su diario, en el que detalló sus crímenes, su testamento y la transcripción del juicio que la condenó) fueron confiscados y ocultados durante más de un siglo, y su mismo nombre fue tabú en Hungría durante mucho tiempo.

Se dice que fue en su historia, y no en la de Vlad Tepes (del que hablaremos en otra ocasión), en la que se inspiró Bram Stoker para escribir su famosa novela Drácula.

4 cucamonas:

Sarg Bjornson dijo...

Te recomiendo que escuches el capítulo sobre Báthory de La Rosa de los Vientos, el programa de radio, es muy bueno.

Si te interesa estoy seguro de que lo tengo por mi PC en .mp3 :)

Rodrigo Garcia Carmona dijo...

Jejeje, ¿no te has fijado a la memoria de quién dediqué mi anterior entrada sobre historia? :P

Me encanta La Rosa de los Vientos, llevo escuchándolo desde hace ya 9 años. No sabía que lo escuchabas tú también. :)

Sarg Bjornson dijo...

jaja, pues no me había fijado :)

Sí, no lo he escuchado por la radio nunca, ya sabes que yo a la radio le tengo manía, pero un amigo me pasó un DVD con cascoporro de temporadas y mi hermana y yo las pusimos el verano pasado mientras dibujábamos. La verdad es que tiene capítulos que son muy interesantes.

Sir Lamorak de Gales dijo...

Un encanto de mujer... me parece que tuvo un castigo muy leve para su enorme "sed de sangre". La verdad es que esta entrada no es apropiada para sobremesas, je je... no por que no sea interesante, sino porque hay riesgo de corte de digestion...

Un abrazo, y no dejes de escribir en este formato :)