Así es como me hice con los tomos naranjas de Ediciones B que recopilaban todo el Príncipe Valiente de Harold Foster. Y vaya verano pasé. Reconozco que me costó un poco acostumbrarme al peinado de Val, así como al exagerado color de las mejillas de los protagonistas (culpa de la mala edición), más propios de una niña que vivía en los Alpes que de unos valerosos hombres de armas. Pero todo eso se olvidó rápidamente, y pronto me vi envuelto en aventuras a lo largo de toda Europa, persiguiendo a los captores de Ilene, defendiendo Andelkrag, perdido en medio del Mediterráneo, y surcando los siete mares con el "honrado pirata" Boltar. Me sorprendió cómo evolucionaban los personajes, cómo reaccionaban de forma creíble y lo alejados que estaban de los héroes a los que estaba acostumbrado. También, a pesar de que en ocasiones el color era malo y el dibujo no se terminaba de ver correctamente, podía adivinar el perfecto dominio de la anatomía y el nivel de detalle de Foster, algo que no había visto jamás en un cómic, y que no he vuelto a ver hasta este momento.
Había algo diferente en ese cómic. Cuando leía otros tebeos de aventuras, como el Capitán Trueno, notaba que eran algo de lejos de mi tiempo, pasado de moda. Pero el Príncipe Valiente, con veinte años más a sus espaldas, me parecía totalmente contemporáneo.
Atraído como yo estaba -como cualquier otro niño- por las historias de Los Caballeros de La Mesa Redonda y sus aventuras, ya había visto y leído sobre otras recreaciones de la Corte del Rey Arturo, pero la que más me gustó fue la que encontré en las páginas del Príncipe Valiente. Ya nunca podría imaginar Camelot de forma diferente a como me lo presentó Foster. Siempre pensaría en Sir Gawain como ese bribón aventurero, el mejor compañero de aventuras posible, y nunca se me ocurriría imaginar al Rey Arturo diferente a ése sentado magnánimo en su trono, pero temible en la batalla a lomos de su caballo.
La parte triste de esta historia es que descubrí que casi nadie había leído este cómic. Por supuesto, nadie en mi colegio. Tampoco ningún conocido cuando llegué al instituto. Y finalmente, ya en la universidad, descubrí que sólo uno de mis amigos conocía el cómic de Foster. De esta forma, apenas pude compartir mi afición por el Príncipe Valiente. Afortunadamente, siempre hay gente que se deja engañar, y otros cayeron y leyeron o están leyendo las aventuras de Val.
Tras ese verano, aún volví a releer hasta dos veces más los tomos naranjas que aun poseo. Y ahora vuelvo a visitar las páginas del Príncipe Valiente, restauradas y ampliadas, disfrutando como el primer día o más de los dibujos y el guión de este cómic. El Príncipe Valiente. Posiblemente, el cómic más grande de todos los tiempos.
"Es Flamberge, la espada que canta, quien la usa en causa justa será invencible"
Notas:
- El Príncipe Valiente ha sido editado recientemente por Planeta de Agostini, en 26 tomos de formato europeo (21 x 30 cm) con unas 90 páginas a todo color por 8,95 euros cada tomo.
- La Editorial portuguesa Libros de Papel realiza una edición del Príncipe Valiente en castellano, que por problemas legales sólo puede adquirirse por correo. Hasta ahora ha salido hasta el tomo 3 de los 22 que completarán la colección. Para esta edición, cada plancha ha sido restaurada cuidadosamente para mostrar todos los detalles del dibujo, y han sido reproducidas a un tamaño similar con el que fueron publicadas por primera vez en los enormes periódicos norteamericanos (35 x 27 cm), en blanco y negro al no disponer del color original. Cada uno de estos tomos tiene unas 110 páginas y cuesta 25 euros.
- Para conocer más sobre el Príncipe Valiente, se pueden leer las entradas sobre esta obra en el blog de Rafael Marín (traductor de la edición de Libros de Papel).