Pero, ¿qué es el LHC? El
LHC (
Large Hadron Collider) es un acelerador de partículas que está siendo construido en estos momentos cerca de Ginebra, en Suiza, por el
CERN, que es la Organización Europea para la Investigación Nuclear. Este acelerador, el más grande jamás creado, consiste en un anillo de casi 27 kilómetros de longitud mantenido a temperaturas de aproximadamente 2º K (es decir, 271 grados bajo cero de los que vemos en el termómetro). Dentro de este anillo se mueven, en sentidos opuestos y por caminos paralelos, dos rayos compuestos de partículas que acabarán chocando el uno con el otro. El choque de estas partículas, a las velocidades a la que lo hacen (muy cercanas a la de la luz) permite a los científicos que las observan obtener información sobre la estructura del universo que de otra forma sería imposible, pues poniendo a partículas en situaciones extremas se les obliga a "mostrar" ciertas propiedades.
Mediante este sistema se podrá, con suerte, demostrar la existencia de ciertas partículas elementales (especialmente el famoso
Bosón de Higgs) que hasta ahora sólo habían sido teorizadas, pero que ciertos modelos predicen que deberían existir. Para que nos hagamos una idea, es como cuando a finales del siglo 19 y principios del 20 se iba rellenando la
tabla periódica de los elementos. Se sabía que había ciertos elementos que tenían que encajar en los huecos, pero aún se estaban encontrando.
Por tanto, el LHC muy probablemente propiciará grandes avances en la física cuando empiece a funcionar, puede que incluso ayudando a definir una teoría del todo o a demostrar definitivamente cuántas dimensiones tiene el universo.
Sin embargo,
algunos tienen otras preocupaciones. Piensan que la activación de este ingenio lo que causará no será precisamente el avance de la ciencia, sino el fin del mundo. ¿En qué se basan? Afirman que, al reproducirse unas condiciones tan extremas, se podrían desencadenar ciertas situaciones "especiales" que conllevarían un gran peligro para la existencia del planeta Tierra. Teorías como estas hay muchas, pero detallaré ahora las dos más famosas, junto con una humilde explicación de por qué no hay que preocuparse por ellas:
Amenaza 1: Los microagujeros negros: Es posible que al colisionar entre sí dos partículas subatómicas a muy alta velocidad, se colapsen en lo que se denomina un microagujero negro. Los que defienden esta teoría dicen que dichos agujeros caerían hasta el punto de más gravedad (el centro de la Tierra) y se irían acumulando poco a poco hasta alcanzar una masa crítica que absorbiera todo el planeta, convirtiéndolo en un agujero negro ya en condiciones. Moooola.
Planeta Tierra engullido por microagujeros negros.
Nota: Puede que la imagen no se corresponda con la realidad.
Por qué no van a destruirnos: Hay un efecto llamado la
Radiación de Hawking (necesaria para la conservación de información) que implica que un agujero negro radiará de forma que pierda masa poco a poco. Esta radiación tiene de particular que es mucho más acusada en los microagujeros negros, haciendo que se evaporen prácticamente en el instante en que se forman. Para refutar esto los partidarios de esta teoría del Armageddon apuntan a que la existencia de la Radiación de Hawking no está demostrada, pero
muy convenientemente olvidan que la existencia de esta radiación se basa en las mismas leyes que justifican la creación de los microagujeros negros. Así que, resumiendo, o tenemos microagujeros negros y Radiación de Hawking, o ninguno.
Amenaza 2: Los "extrañitos": En este caso lo que se crearían no serían agujeros negros, sino
strangelets (no he encontrado una traducción oficial, pero
me encanta extrañitos así que me la apropio), que son pequeños fragmentos de materia extraña, cuya definición queda un poco fuera del alcance de esta entrada, pero quedémonos con que es
extraña. Pues bien, estos extrañitos podrían tener la
fascinante molesta propiedad de convertir en extrañitos toda aquella materia con la que entrasen en contacto, generando una reacción en cadena que convertiría en extrañitos a toda la materia que pillara cerca, como, por ejemplo, el planeta Tierra. Mal rollo.
Planeta Tierra dominado por extrañitos.
Nota: Puede que la imagen no se corresponda con la realidad.
Por qué no van a destruirnos: En el caso de que los extrañitos existieran, que no está demostrado, se producirían constantemente en las colisiones de alta energía que se dan, sin ir más lejos, en la superficie del Sol o de la Luna (que no tiene atmósfera). Y sin embargo, el Sol sigue siendo Sol y la Luna sigue siendo Luna, no masas de materia extraña. Los extrañitos, de existir, probablemente sólo podrían darse en condiciones más estables.
En resumen, que aunque me dejo otros posibles fines del mundo como la apertura de puertas a otras dimensiones pobladas por seres hostiles, los monopolos magnéticos o las partículas supersimétricas, con estos debería bastar. Si aún así estáis preocupados procurad cumplir con todos esos objetivos vitales que tenéis antes de Agosto. Yo no me hago responsable.
Aprovecho para dedicar la aparición del Bosón de Higgs a Virginia, su mayor fan, y para pedir perdón dos veces, primero por el robo de extrañitos, y segundo por el chapucero uso de la ciencia que he hecho. Si alguien ve algún fallo, que me lo corrija. ;)