La Puerta de Ishtar

jueves, 2 de septiembre de 2010

Soy consciente de que este blog está más que muerto. Pero por si acaso, por si hay alguien que aún está suscrito a este feed y tiene el más minimo interés en los juegos de rol (los de papel y lápiz), aprovecho la oportunidad para darme autobombo y enlazar a:


Blog sobre el juego de rol que está desarrollando un servidor. Y de regalo, un dibujito:

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Little Brother (Cory Doctorov, 2008)

viernes, 5 de marzo de 2010


El terrorismo del S. XXI ha cambiado el modo de concevbr la seguridad. Podríamos decir que los terroristas han conseguido lo que querían, puesto que todos los países del mundo se han visto obligados a tomar medidas de seguridad innovadoras para luchar contra unos criminales que podrían estar en cualquier parte.

Sin embargo, ¿qué precio estamos dispuestos a pagar por nuestra seguridad? ¿Estamos realmente dispuestos a renunciar completamente a nuestra intimidad en favor del control necesario para, presuntamente, evitar esa violencia aleatoria?

Cory Doctorov enfrenta estos interrogantes a través de su libro Little Brother, una novela juvenil de la que podrán disfrutar tanto jóvenes como adultos. Además, el autor ha decidido utilizar una licencia libre, por lo que cualquiera puede hacerse con el libro de forma gratuita, incluso modificarlo o reescribirlo, siempre que utilice una licencia similar. 

Animáos y echadle un ojo, porque engancha.

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Número 9

martes, 12 de enero de 2010



Me refiero a la película de alguien que se cruzó por la calle con Tim Burton.


Gráficamente resulta mona, pero el guión es entre malo e inexistente.


Si no te importa el spoiler, sigue después del salto.



La histora es sencilla: Las máquinas se han vuelto contra nosotros, la humanidad en peligro... La última oportunidad de la vida en la Tierra recae sobre los hombros de un muñequito de trapo y otros como él. Pero el muñequito no tiene ni idea de sobre qué va el tema y no deja de cagarla.




¿He sido yo... otra vez?



En cualquier caso, es indiscutiblemente el líder del bien y de la amistad y, aunque pondrá en peligro a todo el mundo (con consecuencias fatales para algunos), es el gran héroe que la human... digo... la Tierra necesita.



El final, sencillamente, apesta.




¡Cuidado, chicos, que es muy mala!


Si lo llego a saber, no voy a verla.

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Regalos de Reyes (Juegos de Mesa)

sábado, 26 de diciembre de 2009

Llevaba un tiempo pendiente de hacer una entrada sobre juegos de mesa y aprovechando las navidades, puede servir de guía de compras para el ocasional amigo/familiar friki. Veréis, algunos de nuestros monstruosos amigos se fueron hace algo más de dos mes a las gélidas tierras teutonas, a disfrutar de la feria de juegos de mesa de Essen. Esta feria es, probablemente, la feria de juegos de mesa más importante a nivel mundial, y los juegos salen a precios bastante asequibles, por lo que se volvieron con las arcas llenas y nos han obligado a probarlos (donde obligado es que les hemos secuestrado en su casa y nos le dejamos salir hasta que nos quedamos satisfechos jugando). Ahora que ya he probado casi todos los que se trajeron os doy mi opinión sobre ellos.

Small World

Este es mi preferido de los probados, probablemente porque me gustan más los juegos directamente competitivos en vez de los onanistas habituales alemanes (o como diría nuestro monstruo residente Freakant... una pieza de madera intentando reunir piezas de madera). Estamos ante un juego de estrategia tipo Risk (un territorio, distintos ejércitos intentando controlarlo y metiéndose de leches...) pero con grandes mejoras frente al juego de los cañones de plástico. Para empezar, la gran mejora, un número finito de turnos (9), lo que hace que rara vez se alargue una partida más allá de la hora. La siguiente es que elimina el factor aleatorio, para conquistar un territorio solo tienes que poner suficientes soldaditos, sin tirada de dados ni nada. ¿Y qué lo hace especial? Pues el juego trata sobre un mundo ficticio que varias razas de fantasía intentan controlar. La selección de la raza se realiza en el turno inicial, donde se sacan N+1 razas (donde N es el número de jugadores), y cada jugador por turno puede elegir raza (se van reemplazando de tal forma que todos los jugadores tienen el mismo número de razas a elegir). Lo más guay del caso, es que cada raza tiene poderes especiales, pero además, tienes un conjunto de habilidades aleatorias que se colocan junto a las razas, de tal forma que la variabilidad de una partida a otra es enorme. El número de tropas que tienes se calcula como la suma de las que vienen indicadas en tu tarjeta de raza, junto a las que vienen indicadas en la tarjeta de habilidad. Si esto no fuera suficiente, en cualquier turno un jugador puede decidir meter a su raza en declive, dejando de controlarla en la mayoría de los casos, pero sigue recibiendo puntos por ella, y entrar al turno siguiente con una nueva raza. Esto ya lo habréis adivinado, pero el juego va de conseguir puntos, que se consiguen habitualmente contando el número de territorios que se tienen al final del turno. Corto, divertido, pierde-amigos y muy muy muy equilibrado (especialmente el tamaño de los mapas)... la combinación perfecta para un juego :D.

Le Havre

Un juego con una de las posiciones más altas en GameBoardGeek(7, injustamente detrás del idiótico Dominion), este juego representa la evolución del mítico Agricola (otro recomendable). Es decir, y todo el que haya jugado al Agricola lo va a ver en seguida, este juego va de conseguir millones de recursos diferentes que se utilizan para alimentar a tus curritos, conseguir puntos, construir edificios... Un juego complejo donde la competición está no solo en conseguir más puntos que tus amigos, sino en bloquear sus acciones a la Agricola (aunque algo más complejo). La única pega que le veo es que puede ser extremadamente largo. Tiene dos modos de juego, corto y largo. El corto dura aproximadamente 2h-2h30m para 4-5 jugadores, y confieso que no nos hemos atrevido a probar la versión larga del juego (a ver si estas vacaciones podemos dedicarle una semana o así). Otro que recomiendo encarecidamente, aunque ya os digo que este es de los cuasi onanistas.

Colonia

A este solo he jugado una vez, pero me parece de los juegos más complejos que he jugado nunca (incluso más que el Le Havre). Si eres de los que te gusta rascarte la cabeza optimizando turnos y planeando con mucha antelación, este es sin duda tu juego. Aún así, el juego está bastante bien, incluso si, como yo, eres incapaz de planear más allá de decidir que vas a mover tu mano dentro de 2 segundos. En este juego, nos pondremos en la piel de un hombre rico en Colonia (la ciudad), cuyo objetivo es conseguir diversas reliquias religiosas (que dan puntos, claro... pero al menos no son trozos de madera :p) y ser el tipo más religioso del lugar (aka... con mayor cantidad de puntos :p). Para ello contamos con la ayuda de nuestro pequeño ejercito de criados, a los que podemos mandar a realizar diferentes tareas: protestar al ayuntamiento para conseguir que se vote lo que queremos, conseguir materias primas, conseguir que los artesanos nos atiendan antes que a nuestros rivales, vender nuestros productos en barco para conseguir dinero de los diferentes países que venden reliquias... El sistema de criados resulta complejo, y en nuestra primera partida ya había quien se tiraba de los pelos al ver que no había calculado bien como gastarlos y no tenía cuñaitos para realizar alguna acción. Con un nivel de onanismo similar al del Le Havre, espero poder jugar alguna partida más para definir un poco más mi opinión.

Príncipes de Florencia

Este juego tiene un gravísimo problema. Es un juego en el que muchas acciones están basadas en la competitividad de realizar subastas sobre acciones limitadas... lo que significa que con pocos jugadores es una peste. En el juego representamos a diversos mecenas de la Florencia renacentista que compiten entre sí por tener la mayor cantidad de punt... cultura. Como digo, tiene una parte, muy importante, basada en la compra mediante subasata de diversas acciones (construir parques, lagos, bosques, comprar cartas de puntos...), lo que hace que si no se juega con al menos 4 jugadores resulte un poco aburrido (no suele haber competición por las acciones con 3 jugadores, por lo que todo el mundo las compra por el mínimo). Sin embargo, con 4 jugadores el juego está bastante bien, aunque el modo avanzado, que introduce una fase adicional de subastas para conseguir diferentes patrones de tu arte, me parece que no aporta nada... o más bien sí, aporta una fase más que no consigue demasiado... aunque lo jugué en una partida con 3 jugadores, así que quizá con más este modo mejore. Un buen juego, y más o menos rápido.

Robot Master

Gilijuego. Una vez dicha la palabra mágica, probablemente es la mejor forma de pasar 5-10m con otros 3 amigos. El juego consiste en una cuadrícula de 5x5 (imaginaria) y una baraja. Se reparten 6 cartas a cada jugador y se coloca una en el centro de la cuadrícula. Las cartas representan números del 0 al 5. El juego consiste en rellenar la cuadrícula con las cartas de los jugadores, perdiendo el equipo que tenga la columna que sume menos. El truco está en que repetir un número en una misma fila/columna, hace que el valor de las dos cartas se sustituya por el valor del número por diez, y si se cuelan 3 cartas iguales, su valor se sustituye por 100. Así, aunque es un juego muy simple, acaba resultando muy divertido. Eso sí, solo recomendable para 4 jugadores, el modo dos jugadores me resulta demasiado dependiente de las cartas barajadas.

Y hasta aquí todo el pescao vendido. Me faltarían por comentar el Islas Canarias y otro cuyo nombre no recuerdo de la feria de este año que todavía no he probado (y si me da la vena, alguna vez comentaré el resto de juegos de nuestros amigos, que tienen para aburrir :p). Felices fiestas a todos :D

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Reseña: Celda 211

domingo, 20 de diciembre de 2009

Peliculón.

Tras una opípara cena, entramos seis personas a la sesión de las 0:30, y todos salimos más despiertos de lo que entramos. Poco más se puede decir.

No os la perdáis.


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Planet 51

lunes, 30 de noviembre de 2009



¿Qué pasaría si un alienígena aterrizara en tu jardín? ¿Y si el alienígena fuera yankee?


Pues de eso va la película española más cara de al historia. Una película orientada a público del otro lado del charco a quien el estreno le ha llegado una semana antes que a nosotros. Una apuesta comercial muy apropiada si quieren rentabilizar una película cuyo coste ha sido superior a 60 millones de dólares (hay quien habla de 70). Sin embargo, muchos hablan de fracaso, pues, aunque ha conseguido situarse en 4º puesto en taquilla en su primer fin de semana en EEUU, con una recaudación inicial por encima de los 12 millones de dólares, parece que queda lejos de los 150 millones de recaudanción total que serán necesarios para recuperar la inversión (100% privada).


La crítica americana no la ha tratado muy bien. El New York Post (NYP) afirma que: The jokes are far too weak for adults or children, at least on this planet, while the satirical subtext that is the sole point of potential interest is a jumble. También la acusa de tener algunos chistes poco apropiados para películas infantiles, en lo que quizá tenga algo de razón, especialmente de cara a los padres más conservadores.


El modelado de los personajes y el entorno es bastante chulo y el guión de Joe Stillman resulta entretenido, aunque lejos de estar a la altura de otras de sus obras (Shrek I y II). Las referencias a otras películas saturan este film, llegando a ser un poco excesivas, pero tolerables.


Contra la opinión del NYP, yo creo que los personajes sí tienen potencial para convertirse en juguetes muy vendibles, no copian en esto a otras productoras que están sacando material de muy baja calidad (Wall-E o Bolt ya me han estropeado más de un regalo por no estar a la altura de las circunstancias).


Reconozcámoslo: No es muy original, no tiene giros argumentales que nos sorprendan... y, sin embargo, es una película que entretendrá a niños y mayores si le dan una oportunidad. Yo la disfruté, os animo a que vosotros también lo hagáis.


Nota: No he puesto el trailer para no estroperos la película. Id a verla.

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Crepúsculo, como (no) te queremos

sábado, 28 de noviembre de 2009


(todos los derechos de la imagen reservados a la señora de la portada, no queremos que nos azuze a los fanboys/girls!)

¡Creo que esto es casi un guest post, viendo mi ritmo imparable de entradas! ¡En cualquier caso, al asunto!

Leyendo críticas y sorna sobre Crepúsculo, esa gran obra (perdón, saga) literaria con la que Stephanie Meyer ha decidido mejorar el mundo, encontré una parodia bastante graciosa sobre los primeros días de Edward y Bella, incluyendo una explicación poco convencional sobre la portada del libro...

El relato original podéis encontrarlo aquí: Estadísticas curiosas sobre Crepúsculo, un poco después del número de veces que la belleza de Edward es descrita en el primer libro. Su autora me ha permitido traducirlo para vosotros no internet-adictos.

Y recordad, las pelis siempre serán mejores porque los protas están to buenos y no hay que sufrir perlitas como: "Yacía perfectamente inmóvil en la hierba, su camisa abierta sobre el pecho esculpido, incandescente, sus brazos centelleantes desnudos".

Seriously, W T F.

Y aquí os dejo mi traducción, después del salto!. La autora original ha intentando ser todo lo fiel posible a los adjetivos usados por el diccionario de sinónimos de Meyer, pero yo he tenido que "usar" mi imaginación, no voy a leerme los libros para ver los que ha usado el traductor/a a español. ¡Disfrutadlo, monstruitos!


Atardeceres

Edward se inclinó hacia mí, su rostro perfecto a centímetros del mío. Su aliento, dulce y delicioso, cubrió mi cara. Sus ojos dorados brillaban de amor.

“¿Qué te parece...?” susurró, su voz aterciopelada ronroneando en mi oído.

No pude responder, abrumada como estaba por su piel centelleante. Brillaba como un diamante al sol, una criatura divina ante mí.

Sonrió burlón ante mi confusión, pero entonces, su rostro oscurecido, tronó: “¡No te hagas la difícil, Bella!”

Me encogí de miedo, pero su expresión se suavizó inmediatamente, con una carcajada clara y resonante, y se inclinó hacia mí de nuevo. Sus dedos, fríos y pálidos, acariciaron mi mejilla. Dejé de respirar.

“Ven aquí”, dijo, levantándose con uno de esos movimientos más rápidos que el relámpago a los que me había acostumbrado. “Quiero mostrarte algo”.

Me llevó a una cañada. Él pisó elegantemente en la hierba empantanada de la ribera. Yo tropecé con un canto rodado y acabé de cara en el barro. Edward rió. ¿Cómo era posible que me amara? Él, que es tan guapo, bello y perfecto. La estatua de David hecha hombre. Un Adonis, un dios, un ángel.

Se quitó los zapatos, remangó el bajo de sus vaqueros y tuve que ahogar un gritito ante la visión de sus tobillos, blancos y suaves. La luz del sol se reflejaba en las uñas de sus pies, cada una un brillo nacarado de perfección. Nunca antes había visto sus pies. Nunca pensé que pudiera ser más atractivo de lo que ya era, pero parecía que su belleza no conocía límites.

Mi corazón latiendo alocadamente en mi pecho, se escapó hacia mi garganta, rebotó en media docena de costillas y finalmente se aposentó en algún lugar cerca de mi rótula. Me desmayé.

Más rápido que una bala, Edward me levantó en sus brazos marmóreos y me acunó contra su pecho de granito. “¿Bella? ¡Bella!”, gritó, “¡No!”

Pero la visión de su cara perfecta y gloriosa retorcida en una mueca de angustia inundó de tortura mi cuerpo. “¡Edward!” logré exclamar.

Sus labios fríos e infatigables presionaron los míos, pero no me atrevía a moverme por miedo a romper su control, tan irresistible era para él el perfume de mi sangre. No podía tolerar el saber que había causado dolor a Edward forzándole a comerme. Mi corazón revoloteó alrededor de mi rótula.

El beso acabado, Edward me puso en pie. Sin moverme, tropecé con un palito y hubiera caído en el arroyo de no ser por Edward, que me sujetó en su abrazo férreo.

“¿Responderás a una pregunta, querido?” le interrogué.

“Por supuesto, mi amor... mi vida, mi todo”, Edward dijo, destrozando piedras distraídamente con los dedos de sus pies. Le observé, hechizada por un momento, antes de recuperar la compostura.

“Una vez te pregunté si podías convertirte en un murciélago y tú simplemente te reiste”

Otra vez esa mueca. “Era una pregunta estúpida. No nos convertimos en murciélagos. ¿Por qué ibamos a hacer eso?”

“¿Pero... te puedes convertir en algo?”

“Por supuesto”. Se estiró, y su camisa se levantó lo suficiente como para dejar entrever sus abdominales esculpidos. Hiperventilé y me desmayé.

Cuando desperté, Edward estaba hablando.

“... como disfraz”


“¿Qué?”, pregunté sin aliento.

“Dije que nos convertimos en fruta. Es perfecto para pasar desapercibido”. Me observó cuidadosamente, preguntándose si esta revelación sería la que me convenciera por fin de que era un monstruo y me hiciera irme, gritando, de su lado.

“Oh.” Dije. “¿Qué tipo de fruta?”

Parecía frustrado, molesto, eufórico, asustado, nervioso, gruñón, divertido, somnoliento y triste. Como un arcángel venido de los cielos que me bendecía con su presencia. “Una manzana”.

“Oh. ¿Puedo verlo?”

La furia enrojeció sus rasgos. “¡No!” ¡Qué es lo que no entiendes? ¡Soy un peligro para tí! ¡Podría matarte! ¡Debería abandonarte, para siempre!” Se abalanzó sobre mí y me envolvió con sus brazos. “Debería irme, ¡ahora mismo! Es la única manera de que estés segura.”

La desesperación me inundó, tan densa y pesada que me nublaba la visión. “¡No, Edward! No me dejes. ¡Sé que sólo hemos estado juntos tres horas, pero quiero pasar la eternidad contigo! ¡Por favor!

Se retiró y me miró intensamente, miles de emociones agitándose en sus ojos de topacio líquido. “¿Lo dices de corazón, Bella?”

“Sí”

“Muy bien. Que así sea”

Su rostro glorioso, perfecto, celestial se inclinó hacia mí, y sus labios frígidos tocaron mi cuello. Rugió profundamente en su garganta, un sonido que recorrió mi columna como un rayo.

Entonces vino un dolor, un dolor agudo. Su abrazo se hizo más fuerte. Gemí su nombre. Mi vista se oscureció hasta que lo único que podía ver era el brillo de su piel, llamándome al paraíso.

Y después, nada.



*****


Edward observó el cuerpo de Bella Swan, pálido y sin vida en sus brazos pálidos y sin vida.


“Ups.”

Sus sollozos sacudieron el bosque durante seis largos segundos. Despues, erguido, limpió una gota de sangre de la comisura de sus labios.


“Ñam.“


Corrió hacia el borde del bosque, más rápido que ninguna criatura viviente, mientras se preguntaba si esa chica, Ángela, querría ser su nueva compañera de laboratorio...




FIN

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JCVD

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Jean-Claude Van Damme. Seguro que todos conocemos este nombre. Héroe de acción en los 80 que lentamente fue cayendo en picado y viéndose relegado al videoclub y a películas cada vez más mediocres. Su carrera ha ido de mal en peor. Acaba de salir de una terrible adicción a las drogas. Eligen a Steven Seagal (OMG) en vez de a él en el último de sus castings, pierde la custodia de su hija de un juicio y, por si fuera poco, está arruinado. A sus 47 años no le queda nada.


Esta descripción podría resumir (y probablemente lo haga) los años más recientes de la vida de este actor. Sin embargo, es el argumento de partida de la última de sus películas, una producción que podría definirse como de "cine independiente" en la que se interpreta a sí mismo titulada JVCD (las iniciales de su nombre). ¿Una película belga de autor en la que Van Damme hace de sí mismo? Esto había que verlo.

Y menuda sorpresa.

El argumento viene a ser el siguiente: Tras verse en la situación explicada al principio, Van Damme, de vuelta en su ciudad natal, entra en una oficina de correos. Poco después, se oyen disparos y parece que... ¡Van Damme ha secuestrado dicha oficina y tiene a varios rehenes!

No reventaré más del argumento porque merece la pena descubrirlo uno mismo, pero sí diré que la película es increíble. Cómica y dramática a partes iguales, e increíblemente emotiva. Es, no ya la mejor interpretación de este actor (cosa poco difícil), sino una actuación excelente por pleno derecho.


De especial relevancia es la escena en la que Van Damme se dirige al público y, literalmente, se confiesa. En este conmovedor momento su monólogo es tan abierto, tan sincero, que dudo incluso de que esté actuando. En esa escena es realmente él mismo, abriéndose de par en par y dejando salir todo lo que lleva dentro, haciendo balance de su propia vida.

Y todo esto en una película en la que se ríe de sí mismo. Y mucho.

Podría hablar mucho más de esta obra, de su cuidado con abundantes flashbacks y dividido en capítulos, de su excepcional fotografía, o de lo obligatorio que resulta verla en versión original (francés con pequeños fragmentos en inglés). Una película que ha pasado bastante desapercibida y que difícilmente será apreciada como se merece.

No os la perdáis.

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