Lo que pasa cuando dejas de tener Internet

jueves, 13 de marzo de 2008

No, no te mueres, sólo... Sólo te da el síndrome de abstinencia que le daría a cualquier adicto a cualquier cosa. Así que no te mueres, pero casi.

En realidad no es tan terrible, pero es muy cierto que no sabes lo enganchado que estás a algo hasta que de pronto te lo cortan de sopetón. Es como si te pusieran una venda en los ojos y te taparan los oídos; es como volver a aquella cueva platónica en la que sólo te llegan las historias en forma de leyendas antiguas y que nunca se parecen a la realidad; es como volver a aquellos años de infancia en los que para buscar datos de Letonia tenías que coger el pesado tomo 24 de la enciclopedia Espasa-Calpe del mueble decimonónico del salón (sí, ese con fotos de comuniones ancestrales, figuritas de Lladró y platos de La Cartuja entre otras reliquias). Es tan limitante no tener Internet que te preguntas cómo es posible que no se hubiera inventado allá cuando nuestro héroe Tesla publicó su primer trabajo.

El grito.

Y así, en ese estupor nervioso y existencialista te tiras por lo menos 3 días. Llegas a casa y ves el ordenador ahí, apagado, absolutamente inútil. ¿Para qué si no está conectado a la Red de Redes? ¿Para ponerte a jugar al buscaminas? ¿Para deprimirte viendo los Favoritos del navegador a los que no puedes acceder? Así que ahí se queda. Y como en aquel episodio de "Los Simpson" en el que quitan Rasca y Pica de la programación y los niños empiezan a salir a la calle a jugar y las mariposas vuelan y la felicidad recorre Springfield, tú sacas la cabeza de tu cuarto y en un acto de verdadera lucha contra el ostracismo, sales al mundo más allá del .com.

Y te vas a ver la tele.

Seamos sinceros: un adicto no corta de golpe con la heroína a riesgo de morir fulminado por el mono. Se pasa a la metadona. Y la tele es al internauta "castrado" lo que la metadona al chute diario. Y te frustras. Perdidos está tan atrasado que los confundes con "Los Brady" en un especial del verano del 62. Ves la premiere de la 2ª temporada de Héroes como si fueras un abuelito del IMSERSO pensando "Ah, qué ilusión me hizo... Era tan joven...". Te pierdes en el programa de la canción de Eurovisión porque no has podido verlo en la Red y llegas al trabajo preguntándote, lleno de vergüenza, qué demonios es el "chiki chiki". Y lo peor... acabas viendo esos bodrios de los fines de semana de después de comer... Entonces crees que has llegado a tocar fondo, ¡pero no!

El fondo aparece a la hora de la socialización post-cercenamiento-de-la-conexión. Es terrible escuchar conversaciones a tu alrededor que empiezan con "Ayer vi en YouTube..." o, "En el Blog de X decía que...", o "Hay un artículo muy bueno en nosedónde.com que..."... T_T. No hay palabras. Es como si te hicieras pequeñito y lejano y oyes sus voces retumbar en las pareces cavernosas de... Sí, efectivamente has vuelto a la cueva de Platón y lo que escuchas son leyendas del mundo exterior que no puedes siquiera soñar a vislumbrar.

El peor día de mi vida.

¿Dramático? Quizá. ¿Real? Desde luego.

Así que para superar tu pequeñez mediática te pones los auriculares del MP3 (es una de las pocas utilidades que aún tiene tu PC, cargar el MP3) y sales a la calle y te das cuenta de que ya es primavera en el Corte Inglés, de que sigue habiendo huelga de la EMT y de que vientos de obras y más huelgas soplan por los túneles del Metro. También sales al campo, ese gran desconocido, y descubres por qué la civilización humana trata por todos los medios de olvidar que viene de allí. Incluso vuelves a leer a la velocidad de antaño. No es que dejaras de hacerlo, pero entre el trabajo, las clases, el agotamiento visceral del día a día y todo lo demás, leías a marchas forzadas, más por no perder la costumbre que por placer, y ves que la pila de libros atrasados disminuye hasta desaparecer. También te das cuenta de que hay ciudades más allá de la urbe y que sería muy agradable probar a vivir en esas ciudades porque al fin y al cabo, ¿qué no se puede conseguir por Internet?

Entonces es cuando suspiras y lo recuerdas. Internet. Fue bonito, fue muy intenso y desde luego, fue inolvidable pero, como con todo, al final, se puede vivir sin él.

4 cucamonas:

Carlos dijo...

"Seamos sinceros: un adicto no corta de golpe con la heroína a riesgo de morir fulminado por el mono. Se pasa a la metadona."

Por un momento, he pensado que te ibas a poner a ver el teletexto, y un escalofrío ha recorrido mi cuerpo xD
Que conste que yo lo uso para ver la hora y los resultados ligueros, pero la idea de "navegar" con él...

Sarg Bjornson dijo...

"como con todo, al final, se puede vivir sin él"

Lies, lies, it's all lies!

Pater dijo...

brutal el post, 100% real, sip sip
yo hace poco estuve sin msn un día y parecía ke me habían encerrado con Scotfield! todos mis blogueros taaaan lejos XD
saludos^^

Sir Lamorak de Gales dijo...

Muy bueno. En el exilio sin Internet estaria perdido, cuando estuve buscando alojamiento mis condiciones eran flexibles, pero una de las irrenunciables era mi conexion a Internet.

Es mas con Internet no te hace falta ni la tele, aqui en UK puedes ver tele bajo demanda gratis de la BBC o channel 4. No se si en Spain sera posible pq hace meses q no puedo sintonizar... je je, que pena, verdad? En todo caso lo mas q he visto es alguna cadena que tiene un canal en YouTube y donde suben sus programas con regularidad. Esto me recuerda mi viaje a Oxford en un autobus con wireless mientras escribia el Blog.

En fin, que me pongo bucolico pensando en el campo... cuando haya wireless en los pinos y enchufes en los arbustos. No hara falta antimosquitos pq los freiras con la intensidad de tu tarjeta inalambrica...